El libro del Génesis, según Robert Crumb

Pocas cosas existen hoy en día más incorrectas políticamente que leer la Biblia. Me gusta que Robert Crumb prologue su libro afirmando que para él es palabra del hombre, no de Dios; y sin embargo, después, vuelque a imágenes el Génesis casi versículo a versículo, con escrupulosa literalidad y orden. No es el Antiguo Testamento para dummies, ya lo aviso. Y hay que echarle cojones para acometer semejante tarea sin acabar devorado por su criatura.
La táctica del creador de Fritz el Gato es llevar el texto a su terreno artístico para escenificar los designios inescrutables; y sobre todo hacerlo de forma natural y sin tabúes –y las Escrituras rompen unos cuantos, aparte del incesto–, siempre a través de ésos humanos mezquinos para los que Dios no es un mero operador de consola, sino el motor de su Historia.
Quien esté familiarizado con el relato patriarcal encontrará alicientes en la cosmogénesis de Crumb como el hecho de que la serpiente del Jardín se represente erguida sobre dos piernas hasta ser condenada por el Creador a arrastrarse con su vientre; todos los demás, disfrutaremos de un estilo que va de lo íntimo a lo épico, de lo prodigioso a la barbarie, sin desviarse ni una viñeta del texto original y con soluciones visuales sencillas, nada tendenciosas. No faltan, incluso, las páginas de retratos dedicadas a las genealogías, sin temor a descompensar la narración. Qué tío.
La Cúpula acaba de reeditar en tapa blanda el Génesis de Crumb, y a buen precio. No os digo más. Una verdadera maravilla.









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