“En nuestra obsesión con las enemistades del momento, a menudo olvidamos que debemos unirnos todos como miembros de la humanidad; en ocasiones pienso que rápidamente nuestras diferencias mundiales se desvanecerían si fuéramos enfrentados a la amenaza de una amenaza alienigena de fuera de este mundo. Y yo les pregunto, ¿no hay ya entre nosotros una fuerza alienigena?”
Ronald Reagan. 42 Asamblea General de las Naciones Unidas, 21 de septiembre de 1987.
Es una guerra sin cuartel: en Landa (México, 1977) unas “luces que saltaban los cerros” desangraron en sus cunas a una docena de retoños. Justo el mismo año (¡uhm!) en que las luces chupa-chupa comenzaban a asolar con nocturnidad poblados enteros de Brasil: se trataba de rayos vampiros que inmovilizaban a los viandantes y les extraían sus fluidos al tiempo que les abrasaban; de ellos salían una especie de tortugas ninja que pulsaban las tetas a las vecinas.
Otro célebre caso de ataque alienigena tuvo lugar cerca de Sâo Paulo: se trata del archivo Guarapiranga (1988), relativo al cadáver de un señor desollado, desangrado y eviscerado, con los ojos arrancados, la lengua y orejas fraccionadas, el esfínter anal y la bolsa escrotal izquierda sustraídos, las axilas rebanadas y con perforaciones entre los dedos, indicios de una sonda en la uretra y el cráneo rasurado. Según el forense de turno, “parecía como si el motor de 200 caballos de vapor le hubiera succionado los órganos internos”.
No es tan excepcional; si desempolvamos el archivo de 1956 podremos mirar a las cuencas vacías de Jonathan P. Louette, el sargento que desapareció en el frufrú de las dunas y que, cuentan los testigos, fue atrapado por los brazos biónicos y claqueteantes del gigantesco disco que tomó la vertical hacia la inmensidad del espacio. Al tercer día cayeron las sobras de Loutte y como no consta, ignoramos el material quirúrgico empleado: lo que se dice un abducido sin suerte.
Lo más chulo de todo es que actualmente siguen actuando con la misma alevosía, incluso frente a las cámaras. Pero de eso, amigos lectores, trataremos a fondo cualquier otro día.
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