Tras las tapas escarlata acecha un bestiario de trece pistas, más ameno
que el de Borges, fronterizo entre la erudición y la superchería, y que
regocijará a todo aficionado al friquismo viejuno.
Recopila el poeta Ferrer Lerín; o mejor debiéramos decir que ejerce de
medium en éste animalario hilarante en el que sólo echo en falta más
estampas de sus criaturas.
Si queréis sorprenderos, fertilizar vuestras mentes o simplemente
cambiar de mascota, no dejéis de acercaros al Bestiario de Ferrer Lerín.
Pero cuidado, amigos, ¡muerde!
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