Cuando la cinta cassette dominaba el mundo y grabábamos apasionadas (e incomprendidas) declaraciones de amor en forma de playlist, todo el mundo sabía que la cara A comenzaba con las dos mejores canciones, y que hasta la primera de la cara B mantendría el nivel... pero de ahí al final, no había garantías. Y esto era así hasta en el rock sinfónico, por pelotas.
Marshall Crenshaw no debió enterarse porque su album debut del 82 funciona prácticamente al revés; o se equivocaron al marcar la letra en las caras respectivas, o se hizo un lío al ordenar la reproducción. El caso es que a medida que avanza, la cosa se va poniendo cada vez mejor. Más cincuentera, más Buddy Holly, vamos. Salvando el único top 40 de su carrera (Someday, someway), los primeros minutos pueden llevar a equívoco no solo por la producción cacharrera -estragos de la new wave- sino porque palidece frente a una segunda mitad mucho más congruente y fiestera.
Treinta años de penitencia han sido suficientes: Marshall, te escuchamos.
♫ cynical girl
♫ the usual thing
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