It's such a beautiful day. Vivir cada día

 

Si he visto tres veces, tres, la suite animada de Don Hertzfeldt esta semana, es porque a su lado la pretenciosidad de un Terrence Malick recuerda a El planeta de los simios. Sobreprotegidos como estamos por una industria del entretenimiento que niega el dolor y la soledad, It's such a beautiful day te devasta por dentro contando algo interesante de verdad, algo tan intenso que puede prescindir de cosméticas.
La tragedia de Bill (el monigote protagonista) le hace más real que nosotros durante sesenta minutos; su caudal de pensamiento, narrado en off de forma implacablemente telegráfica, va apuntalando con humor y lírica esa realidad banal que se desintegra a medida que la enfermedad mental le consume; y la conclusión del mediometraje, epifanía de un ser microscópico y aterrado como todos ante la muerte, sólo puede entenderse como un cruel ejercicio de cinismo.
Sobrecogedora.


Os avanzo los primeros quince minutos; podéis descargar las tres partes via kat.ph y desde aquí, los subtítulos.

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