Reproducción por mitosis, de Shintaro Kago. Irresistiblemente desaconsejable




Kago está empeñado en gangrenar el cómic desde dentro


De pie en la librería, un primer barrido visual del manga Reproducción por mitosis -EDT, 2012- te obliga a pensar que Shintaro Kago necesita urgentemente amigos y una novia. Pero su adscripción al género ero-guro (el más explícito) es sólo un peaje de acceso a lo que David Cronenberg llamaba "nueva carne" en sus películas más marcianas: cuerpos que se funden con aberrante lubricidad, mutando todo a su paso, y que reducen nuestra sociedad a un montón de casquería grotesca. Del cerdo se aprovecha todo, y a Kago le ha tocado la parte menos preciada.
Ahora bien, lo que puede parecer una burda exhibición de inmundicias y de cómo mear más lejos que nadie, esconde en sus 14 relatos algunos experimentos narrativos poco frecuentes en el noveno arte. En lugar de otro provocador de pacotilla, a poco que esquivas tanta escatología, te topas con un autor ambicioso e incisivo empeñado en gangrenar el cómic desde dentro. Tanto es así que transforma las viñetas en escenarios giratorios, introduce narraciones virales o juegos de espejos dentro de una misma hoja, y te obliga a leerlo con guantes plomados. Irresistiblemente desaconsejable.







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