Un crack de la comunicación y no precisamente con el Más Allá
Al teléfono y frente a la cámara, Sandro se revela como un animal mediático capaz de tumbar a sus interlocutores valiéndose de premoniciones tan fulminantes y peregrinas que se te quitan el sueño y las ganas de cambiar de canal (para, total, ver telepóker -qué perra de repente con telepóker, oye).
Sería hasta divertido si Sandro y el resto de la troupe de jetas no estuviesen despachando a personitas llenas de dudas y temores, crédulas a la fuerza y casi con seguridad desesperadas, en pequeños actos de pura crueldad. Pues una cosa te voy a decir: reemplazar con nocturnidad a oncólogos y psiquiatras está feo. Pero que muy feo, Sandro.
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