Game over: Holbein hace a la muerte bailar


¿Para qué luchamos, si ya tenemos ganador? Debemos a Holbein la danza macabra prototípica, cuarenta y una viñetas (1523-26) con la parca xilografiada al mejor estilo Harryhausen, y el deseo explícito de tumbar al que sigue siendo nuestro último tabú: la infalibilidad de la muerte.
Desde que la peste inspiró estas alegorías claqueteantes en la Edad Media, las reglas de la danza no han variado. Y no lo hará por mucho que los publicistas se empeñen en parodiar la vida para vender cremas rejuvenecedoras -auténtico crecepelo de la era moderna y único consuelo a nuestra obsolescencia programada. Los relojes de arena consumiéndose que pinta Holbein nos recuerdan de qué va esto. Que bailará conmigo. Y contigo.
La muerte bailará y su música es algo así.











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