Pocas series pueden competir en truculencia con Hannibal. Pero su verdadero hallazgo está en el desafecto con que, a través de los fríos del caníbal, la sangre va irrigando cada episodio. Reconozcamos que demasiadas veces suena hueca y que carece de misterio pues el relato se anticipa a la investigación... pero el propio Hannibal va, a su vez, por delante de nosotros. Ahí empieza realmente el juego.
Si redujese la intensidad hablaríamos de otro convencional CSI, si se tomase menos en serio a sí misma podría haber sido el nuevo pastiche tipo American Horror Story. Al final la serie de la NBC sólo se parece a sí misma (tal vez demasiado) y consigue despertar nuestro apetito con imágenes cortopunazntes, antropofagia barroca y escenas de cama realmente lynchianas. Ya sabéis: Viewer discretion advised.
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