Te sorprenderás a ti mismo sacudiendo unas baquetas imaginarias, como Dickie (Jude Law) en los clubs jazzistas de la costa italiana de El talento de Mr. Ripley (una de las películas que mejor ha reflejado esta fiebre por el ritmo). Preguntándote de dónde coño han salido estos tíos. Y sobre todo, qué fue de Clifford Brown y sus ráfagas de trompeta después de jugar al gato y al ratón con Roach en este y otros discos maravillosos (impresionante también el homónimo grabado un año antes, con ese cartucho de nitroglicerina llamado Blues Walk dentro).
Luego te enteras de que Brown se mató en un accidente de coche con solo 25 años, pero la música nos ha dado el inmenso poder de hacerle rectificar esa curva fatal una noche de lluvia camino a Chicago, y llegue a tiempo para acometer Cherokee, Swingin' y el resto de su atómico repertorio con el mismo brío del primer día.
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