El señor de la portada es Mike O'Neill, y el gato que veis detrás sospecho que pertenece a Harry Nilsson. Lo digo porque escuchando este disco me pongo a tararear Me and my arrow. Tampoco es que eso sea malo, y en cualquier caso Wild Lines cobija muchos más mininos: algunos dóciles (como Wasted Time, Say you don't mean it...), otros perezosos (Henry, Tidy up, Overtime...) , y los más de ellos juguetones (Don't forget to breath). Criaturas todas, sin excepción, de hermosísimo pelaje.
Para acabar, cambien ustedes los gatos por canciones y por el mismo precio dormirán con una camada de canciones pop ovilladas a sus pies. A que mola.
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