Interiorismo carpetovetónico. Hoy, el colgador de llaves con termómetro


Si monstruoso es sinónimo de híbrido, el colgador de llaves con termómetro entraría en esa categoría por haber juntado, además, lo feo y lo tonto. Desde tiempos remotos a los españoles nos han gustado las cosas tochas que pesen, que se cuelguen con tacos de ocho. Por eso, lo habitual era confeccionar estos cuelga llaves sobre un cacho de madera al que se le incrustaban (con deliberada rusticidad) símiles de materiales nobles, resultando un raro look and feel mar y montaña.


Abundaron también los temáticos: taurinos, marianos, marineros... Qué sensación de plenitud al llegar a casa y, de un vistazo, verificar si hemos roto la cadena de frío y abandonarnos en la contemplación de San Sebastián u otro lugar exótico reproducido en la postal. Era como tener un vórtice tipo Aleph en el recibidor.


Cumbre de la decoración polivalente, sonda/salvapantallas celtibérica, – e inesperada alternativa para el estraperlo de mercurio en estos tiempos difíciles – el colgador de llaves con termómetro sigue siendo una pieza interesante y un excelente a la par que práctico artículo de regalo, ideal para dar un toque personal y de buen gusto a cualquier rincón especial.


Imágenes extraídas de todocoleccion.net

Comentarios

  1. ¿Habría algo parecido en el resto de los países europeos?

    ResponderEliminar
  2. Ni la gitana sobre la tele de tubo... ¿Qué habrá sido de ellas, ahora que les hemos quitado el sitio con las planas?

    ResponderEliminar

Publicar un comentario