Mario Giacomelli: Vendrá la muerte y se llevará tus ojos (1955-1956)


Me confieso alérgico a los tópicos de calendario de Mario Giacomelli († 2000), francotirador con coartada artística que se convirtió en el fotógrafo italiano más popular en la posguerra gracias a sus imágenes de seminaristas mariposeando en la nieve. Por eso me ha sorprendido que en el mismo escenario y en la misma época mostrase a la mismísima muerte haciendo el trabajo sucio con una serie diametralmente opuesta en forma y fondo: Verrà la Morte e Avrà i Tuoi Occhi.



Nada que ver con la buena muerte, como vais a ver. No es casualidad que a un artista capaz de infundir espíritu a los paisajes, pero también de apaisajar personas, le viniera a la mente un verso —una condenación— de Cesare Pavese cuando nos deja a nuestra suerte en el Hospicio de Senigallia, rodeados de amortajados en vida sobre los que autor ni inquiere ni subjetiva.  Soledad, agonía: archienemigas de esta grand finale en el que parecemos vivir instalados.


La historia no acaba aquí. Giacomelli siguió registrando hasta los años 80 a esos efímeros ocupantes del hospicio que parecen atrapados en la intermitencia de la muerte imaginada por Saramago. Y se me ocurre, mientras me asomo a sus duras e inolvidables fotos, que si hoy dignificamos el final de la vida debe ser porque, en el fondo, nos resistimos a aceptarla como natural y nuestra. Aguantémosle la mirada de una vez por todas, hasta que venga la muerte y se nos lleve los ojos.










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