"Soy un pintor español, heredero de Sánchez Cotán, de Velázquez, de Zurbarán y de Picasso. Lo siento mucho, pero no puedo arrodillarme en éxtasis delante de un bote de sopa Campbell". Así de contundente se presentaba (y casi se despedía, sin saberlo) Manuel López-Villaseñor (†1996): pintor capaz de convertir un ramo de membrillos en la imagen más desoladora del mundo, pintor que pinta a Pilar rodeada de mariposas, a sabiendas de que A Pilar le dan miedo las mariposas...
...y que coloca, entre los pezones duros de Pilar, un ramillete inesperadamente azul cobalto:
A su pintura le falta una mano de pintura porque renegó del realismo y se volvió cada vez más ocre, ajada y austera. Lo más real en sus últimos años fue, de hecho la muerte. Incluso se nos anticipa muerto en un cuadro, sobre la mesa de autopsias. Un artista difícil de rebatir.
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