Macbeth goes punk (Orson Welles, 1948)


Después de La dama de Shangai, Orson Welles estaba hasta los huevos de los grandes estudios, de Rita Hayworth y sobre todo de sí mismo. Huyendo hacia adelante se presenta en la productora de serie B Republic, casi sin un centavo y prometiendo parir un Shakespeare en tres semanas. Sólo pueden ofrecerle decorados de western y unos cuantos espejos. "¡Ah! Perfecto, perfecto", zanja Welles.
Piensa esconder los focos, elevar una escalinata en herradura que multiplique los escenarios, y sumir al set en niebla de glicerina. Todo, para librarse de ésa película que lleva meses filmando en su cabezota: la del Macbeth atávico, alucinado, sin coordenadas, que gobierna un enorme fragmento lunar de cartón piedra sobre las nubes.
Sabemos que grabó secuencias cámara en mano apurando hasta el último segundo de bobina; que llegó a dirigir simultáneamente varias escenas, como en un circo de tres pistas; y que orquestó sobre la marcha el playback de un grotesco acento escocés. Claro que al crítico de su tiempo, tan hipoalergénico y previsible como el actual, todo esto le trajo sin cuidado... ¿a qué viene ese preludio musical con la pantalla en negro? ¿de qué puñetas van disfrazados? ¿es de noche o de día?
Comprenderéis que Welles no se quedara allí para escucharlo: definitivamente, se largaba a Europa.

Comentarios

  1. Mucho se le criticó al gran Orson-y aún se lo hace-que la utilización de escenografías prestadas de alguna película de segundo o tercer orden,con su impedimenta de cartón-piedra y sus falsos paisajes contaminaba al filme de una irrealidad y artificio inadmisibles para la verosimilitud de una película que se pretendiese "seria".A mi modesto entender dos factores-por lo menos-rescatan sobradamente a esta obra de O.W.de ese posible abismo:el primero y más evidente es la carga dramática y carismática que él mismo imponía a sus papeles,cuando así lo determinaba,con una personalidad centrípeta que,a la manera teatral-incluso a la manera más tradicional posible del viejo teatro isabelino,en donde para figurar un ejército,solía presentarse en escena a un actor disfrazado de soldado sosteniendo entre sus manos un letrero que dijera algo así como " Ejército del Rey" o frase similar-se sirve de los recursos expresivos directos del actor como soporte principal para sostener la representación,de tal modo desarrollados que basten a suplir otra clase de efectos o bien a imponerse sobre los mismos ,en la ocasión de ser,básicamente "pobres",como parece ser el caso de este "Macbeth".
    En cuanto al otro factor que mencionaba antes,y que me resulta mucho más interesante de investigar,es uno según el cual , basándonos en la idea metafísica de varias escuelas filosóficas,tanto occidentales cuanto orientales,de que el bien,el Sumo Bien, sería la única categoría ontológica a la cual pudiera adscbirse la noción de realidad,la dosis de artificialidad que parece inundar el filme podría referirse asimismo a un enfrentamiento entre el bien y el mal,tema elemental del relato,pero concebido -según el punto de vista metafísico antes mencionado-como una lucha en la cual esa artificiosidad opera como significante de la irrealidad esencial del mal,cognitivamente asociado a un plano de pesadillas,de cosas mal plasmadas o caricaturizadas en versiones grotescas,destempladas,raídas de verosimilitud, como a veces parecen serlo los andamiajes y tramoyas así como la atmósfera general que parece presidir todas o la mayoría de las escenas del filme.
    No afirmo-ni por broma- que esa pudiera ser una de las ideas de Welles.Digo sencillamente que éste se me aparece en varios momentos de su carrera un poco a la manera de los antiguos vates,que oficiaban su creación al influjo del numen inspirador,sin quizás siquiera tener conciencia de los múltiples aspectos que podría caberles a la interpretación de la obra que de ellos se desprendiese y que son,en esta Macbeth como en tantas otras producciones de O.W. de una variedad y multiplicidad tales que enriquecen nuestra reflexión cada vez que la enfocamos sobre ellas.
    Gracias por compartir el enlace y por quebrar una lanza por esta que es una de las más-ijustamente-denostadas creaciones del Gordo Genial.

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  2. Suscribo todo palabra por palabra, gracias a ti por tu completísimo comentario. La versión de Kurosawa suele salir ganando entre los cinéfilos, pero creo que ningún director ha sabido plasmar mejor este Shakespeare a la vez que lo hace mutar de forma asombrosa. Cada día me parece una película más moderna e inclasificable.

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