1001 libros impíos que NO debes leer según el padre Guevara


Pablo Ladrón de Guevara, padre jesuita, emprendió una cruzada contra las lecturas dañinas para el católico de pro, dividiendo a más de dosmil escritores directamente entre BUENOS y MALOS.
Agradable de ojear y leer, su lista negra fue celebrada, ampliada y revisada hasta los últimos coletazos del Movimiento, y puede considerarse patanegra celtibérica. Lo más patético es que, al margen del ridículo celo mojigato ("sale un abrazo", llega a avisarnos sobre una novela de Sherlock Holmes), el buen hombre no acierta ni una en lo estrictamente literario y desprecia con asombrosa desfachatez a maestros literatos de todos los tiempos en favor de desconocidos pero muy beatos plumillas de su agrado.
Os adelanto que en Novelistas malos y buenos (1910) Guevara entra a saco en lo personal empleando un estilo incomparable, claro y preciso: así, Alejandro Dumas es malnacido, Hoffman  borracho, y Herman Melville, un tío chocho. A D'Annunzio esque no puede ni verlo (el peor entre los peores), así que imaginad sus lindezas que dedicó a Boccaccio; Gorky escribe novelas puercas, pero más grave parece lo de Victor Hugo, que andaría poseído por el demonio. Por supuesto  Baudelaire se considera nocivo, pernicioso y malvado, y acorde con su criterio modernísimo hasta nos previene de cierta escoria liberal en las novelas de Julio Verne así como de las no menos impías ideas socialistas entrevistas en Tolstoi...
Siempre fiel a su sistema de enseñar deleitando, Guevara se despacha a gusto también con los escritorzuelos hispanos:  tacha a Valle Inclán de repugnante mientras que a Baroja no le cuadra el nombre de pío, sino el de impío, clerófobo y deshonesto. Clarín rebosa porquería mientras que Blasco Ibañez es descrito como un alborotador de Valencia. También anda por ahí Galdós, pero no me atrevo a reproducir su interminable sarta de descalificativos poco cristianos.
Por todo ello, Novelistas malos y buenos es una obra preciosa y única, que debe estar en todos los hogares, pues resulta imprescindible para forjar el porvenir de vuestros hijos. Os lo paso ya porque me está quemando en las manos. ¡A tope con Guevara!

Comentarios

  1. Ni hecho a propósito: Sherlock Holmes, Dumas, Melville, Verne,..., mis lecturas de juventud resultan blasfemas y avergonzantes...así he salido. Me voy a fustigar un rato a ver si se me olvidan todos esos buenos ratos

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