Todo el mundo ama a Blondie



Es Debbie Harry en el 78, tan limpia y desintoxicada ella. ¡Uf!

Sigan a esa rubia: es Debbie Harry en el 78, tan limpia y desintoxicada ella, con los pelos aplatinados igual que Daryl Hannah en Blade Runner, y subida a las pegajosas tablas del CBGB de Nueva York. Debbie, que te dice precisamente a ti con ese mohín de exconejita Playboy: "tenemos un repertorio del copón, y lo sabes".
¡Uf!
Blondie al completo, presentando su tercer longplay bajo el nombre de Parallel Lines. Doce polaroids musicales que autorretratan a una banda en estado de gracia, y sin rastro de punk. Suenan por primera vez Heart of glass, su complot infalible para asaltar las discotecas; las hiperpoperas Sunday girl y I'm gonna love you too; también crepitan en la parrilla de las radiofórmulas One way or another y Picture this; y así hasta la injustamente olvidada 11:59, una canción diseñada para sonar "hasta que se arranquen los cachitos de hierro y de cromo", que cantaba Kiko Veneno. Buscad sus actuaciones en directo de la época y luego, si hay huevos, os vais a un concierto de Lana del Rey: era el 78, repito, y aún pensábamos que no todo estaba perdido para la música. Pobres ilusos todos.

11.59 (Blondie)

 

Comentarios

  1. Nunca he seguido a Blondie, aunque muchas de sus canciones me suenan, claro.

    Para mí la música dio giro un poco antes y se chafó el invento.

    ResponderEliminar
  2. Yo tampoco había reparado en Blondie hasta hace un mes, pero llevo un tiempo extrañamente anclado en el final de los años 70. Digo extrañamente porque, como tú, pienso que lo mejor de la música ya había pasado y quedaba muy atrás mi década favorita para la música, los dorados cincuenta.
    ¡Un placer como siempre tenerte por aquí!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario