Pintar una obsesión: las espaldas femeninas de Hammershoi

Los simbolistas sucumbieron al voyerismo del danés Vilhelm Hammershøi (1864-1916) y la pálida nuca de su modelo sedente, bípeda o semisedente, que bien pudiese ser siempre la misma, y a quien espiamos en silencio por una sucesión de vestíbulos interminable sin alcanzar a ver su rostro.
Son retratos robados de una huida vana, pues ya sea que empiece en el escritorio o la pianola, acabarán indefectiblemente agolpadas en los ventanales. Tal vez todos estos cuadros, armados en un gran poliedro, nos darían la visión completa de esa mujer que reza, cavila, lee o sencillamente duerme. Pero nunca, nunca, se girarán hacia nosotros para devolvernos la mirada. ¿O tal vez sí?




















Comentarios

  1. Da la sensación de que esas mujeres son prisioneras, de que si se girasen gritarían por escaparse de esa vida. Me ha gustado mucho esta publicación...por algún motivo me han recordado a Virginia Woolf, a quien admiro mucho.
    Un saludo.

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    Respuestas
    1. Gracias Marybel, a mi también me parecen libros sin abrir, historias por contar, y todas tristes

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