De cómo John Heartfield venció a los nazis

Imaginen a un punk contra el Tercer Reich que, parapetado tras las rotativas de la revista gráfica AIZ (New German Press, 1930-1938), iba a utilizar el fotomontaje dadaísta como señuelo para desenmascarar la gran farsa de Hitler. Así pasaría de ser un pintor mediocre llamado Helmut Herzfeld a convertirse en el agitador de masas que todos conocemos hoy como John Heartfield, y demostraría al mundo que no hay arma más poderosa que la imaginación y un buen par de tijeras.
El mérito del personaje, aparte de su uso revolucionario del collage fotográfico, es haber simbolizado la resistencia a través de los medios de comunicación en Berlin cuando gran parte de la población tenía nazificados los receptores nucleares de su corteza cerebral. No fue fácil: si de algo sabían los nacionalsocialistas, era de propaganda.
Que sus compatriotas sabían lo que estaba cociendo es un hecho; pero también lo es que hubo muchos que le echaron huevos en aquél avispero. El arte fue un germen de esperanza, y un sinfín de imágenes desafiantes que Heartfield dejó para la posteridad atestiguan el triunfo temprano de la cordura en tiempos oscuros.