El costumbrismo mágico de Carl Spitzweg


Pintor, cuando menos, peculiar, Spitzweg (†1885) pertenece a la misma burguesía alemana que buscará parodiar bajo una coraza de fantasía romántica. Y pone bajo luz cenital al duende que contempla el paso del tren en la lejanía -el mito frente al hito-, al dignísimo cuervo lector, y el interior de gabinetes con todos sus objetos misteriosos -reminiscencia, seguramente, de su propia ocupación como farmacéutico rodeado de probetas y centrífugas-.
Spitzweg se divierte proyectando esa luz (apostaría que dominical) sobre lentes y sombrillas, dirigiéndola desde lo alto de escenas a veces verticales -influencia del ukiyo-e nipón-, y encuadres que se anticipan al fotograma. Así pasa, por ejemplo en El cazador de mariposas: nos situamos detrás de ellas, allí donde tendrá su desenlace la acción del cuadro. Y por todo ello me resulta inevitable ligar el trabajo tierno y excéntrico de Spitzweg al de mi idolatrado Miyazaki, y en general a la estética del anime actual.
Es llamativo que el pintoresquismo de Spitzweg llegase a formar parte de la lista de arte degenerado para los nazis. Tiempo después esas escenas costumbristas pero mágicas a la vez alcanzaron enorme difusión, estampándose en cojines y portadas de noveluchas, hasta volverse más populares de lo que seguramente ni Hitler ni el propio Spitzweg hubiesen imaginado. Menos conocida, pero también deliciosa, será su faceta como ilustrador de revistas.






























Comentarios

  1. Una observación tonta: ¿Me lo parece a mí o hay cierta predisposición por pintar a los personajes mirando hacia la izquierda? En realidad, a pintar su perfil izquierdo...

    Lo del encuadre fotográfico, cualquier día tengo que hablar de Degas.

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    1. Tu observación es posiblemente lo menos tonto de todo el post, Enrique! Es posible que los personajes también tengan su lado bueno, como Julio Iglesias por contrato. El mejor perfil derecho de toda la selección es curiosamente el cuervo lector. Espero con ansiedad esa entrada tuya sobre Degas.

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